Nutrir el alma: con especial cuidado

Alimentar el alma es un acto de amor.

Cuando vivir agota, es porque el espíritu está seco.

Y así como el cuerpo se debilita sin alimento, el alma también necesita cuidados especiales. Nuestra luz interior no se sostiene sola: necesita delicadeza, presencia, profundidad.

Nutrir el alma es una necesidad vital.

Porque es desde esa profundidad invisible que se sostienen nuestras emociones, nuestras relaciones, nuestras decisiones.

Un alma nutrida nos protege del desánimo, nos sostiene sin agotarse, nos recuerda quiénes somos cuando todo afuera parece ruido.

Cuidar el alma es parte esencial de nuestra humanidad y de nuestra trascendencia.

Es lo que nos permite abrazar el silencio, vivir con gratitud, sembrar virtudes, practicar el perdón y sostenernos con sentido en medio del caos.

Es una promesa de esperanza, una gota de agua fresca que llena los vacíos más profundos.

Porque un alma viva, cuidada y despierta, llevará luz donde hay oscuridad.

Reyna Domínguez O.

Foto de Aaron Burden en Unsplash